¿De dónde salieron las famosas lámparas de lava?

4 de Octubre del 2013
BBC Mundo

Un trago rápido en un bar en el corazón de un bosque en el sur de Inglaterra fue el escenario donde emergió la idea de un icónico símbolo de la psicodelia de los años sesenta que todavía, en su cumpleaños 50, sigue vigente.

Para crear la lámpara de lava, Edward Craven Walker se inspiró viendo un adorno hecho de agua y aceite que estaba en el lobby de un hotel rural. Y en septiembre de 1963 creó una empresa, llamada Mathmos, para investigar, desarrollar y comercializar su invención.

Se llamaron así tras la sustancia de lava que se ve en la película de culto Barbarella. Va a celebrar su cumpleaños 50 el próximo mes con la gigante instalación de una lámpara de 200 litros de líquido en Londres y el lanzamiento de una edición diseñada por la viuda de Craven, Christine Baehr.

“Edward era muy entusiasta, centrado, lleno de ideas”, comenta Baehr. “Cuando se le ocurría una idea, la llevaba hasta el final”.

El prototipo de una de las primeras
La voz sobre las lámparas de colores brillantes, con sus fascinantes formas de cera, que se hundían a causa del calor de las bombillas de tungsteno, se extendió rápidamente.

A mediados de la década del sesenta, las lámparas aparecieron en la popular serie Doctor Who. Otra serie de ciencia ficción, The Prisoner, las utilizó y en 1980 llegó a Hollywood en Superman III.

“¿Cuándo nos dimos cuenta de que todo iba realmente bien? El día que una tienda llamó por teléfono para decir que Ringo Starr (el baterista de los Beatles) había entrado y compró una lámpara de lava”, asegura Baehr. “De repente pensamos: 'wow, lo hicimos’”.

Monotonía después de la guerra
El atractivo inicial de la lámpara de lava fue en parte que era una rebelión contra la monotonía del diseño de interiores de la posguerra, cuando los colores brillantes eran demasiado caros para la fabricación a gran escala, asegura el arquitecto Dan Hopwood, miembro del Consejo del Instituto Británico de Diseño Interior.

“De repente había todos estos nuevos métodos de impresión y coloración; todos los colores ácidos empezaron a llegar; fue bastante emocionante”, dijo sobre el comienzo de la tendencia de la psicodelia.

Pero como todas las modas, las tendencias con el tiempo llegaron a su fin y las lámparas se dejaron de vender.

Sin embargo, a mediados de la década del ochenta, Cressida Granger las vio cuando estaba buscando nuevas mercancías para su puesto de muebles vintage en un mercado de Londres.

Al ver lo bien que se vendían se puso en contacto con un fabricante para volverlas a producir, y así fue.

A fines de 1980, Granger ya era directora general de una importante firma dedicada a las lámparas, a la que decidió renombrar Mathmos.

Patentes, copias, competencia
Apareció una nueva generación de amantes de la lámpara de la lava, los estudiantes universitarios británicos de la década del noventa.

“Teníamos un montón de competencia, pero tuvimos un hermoso periodo de monopolio en los años noventa. Fue un caso de tiempo oportuno, lugar adecuado y producto correcto”.

Granger cree que la empresa vendió más durante este periodo de reactivación que en el momento inicial, en los años sesenta.

Un trago rápido en un bar en el corazón de un bosque en el sur de Inglaterra fue el escenario donde emergió la idea de un icónico símbolo de la psicodelia de los años sesenta que todavía, en su cumpleaños 50, sigue vigente.

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